
¿Te has encontrado alguna vez en ese momento en el que quieres cambiar tu rutina como sea?
Te levantas y tu única motivación es cambiar de rutina, una rutina motivadora que te ayude a potenciarte a ti mismo, no a decrecer. Pero, ¿cómo lo consigo?
Estás en un momento en el que te sientes infravalorado en tu trabajo, sientes que no quieres estar ahí, que tu alma ha cambiado y quieres cambiar de sitio. Poco a poco, emocionalmente te vas apartando de ese trabajo en el que entraste con tanta motivación, con ganas de aprender y crecer tanto personal como profesionalmente. Pero, como todo fluye, sigue su proceso y llega un punto en estancamiento en el que ya no avanzas más, en el que ya no hay mayor crecimiento.
Intentas dar todo de ti para solucionar esa desmotivación, intentas mejorar la situación pero ves que tras tanto esfuerzo e ilusión, se rompen tus esquemas, no tiene recompensa. Tratas de engañarte con falsas ilusiones que durante un tiempo te dan la energía necesaria para seguir y avanzar, sin dejar que tu felicidad se vea influida por tu trabajo. Pero, inevitablemente, pasamos casi media vida en el trabajo, pasamos más tiempo que en casa. Por lo que aunque te crees falsas esperanzas, antes o después vas a ver la realidad. Tu subconsciente lo sabe y de una manera u otra saldrá. Y es que cuando algo no aporta, desaporta.
Aunque no quieras, antes o después, te ves influid@ por tu trabajo. Toda tu vida alrededor puede ser motivante, todo aquello que puedes elegir, todo aquello que puedes modificar por ti mismo. Pero cuando depende de factores externos y laborales que no puedes controlar, es más difícil mantener la compostura.
El esfuerzo y positividad ayudan en tu día a día a sobrellevar una situación angustiosa a nivel profesional, tratando de no perder los ánimos, manteniendo la sonrisa en cada momento y viendo lo mejor de cada situación de una manera objetiva porque, incluso de lo malo, se pueden sacar conclusiones positivas para tu crecimiento personal. Porque todo pasa por algo.
En el fondo, lo que quieres es un cambio e, inconscientemente, conjugas todas tus energías para ello desvinculándote emocionalmente de lo que ya no te aporta.
El Universo de una manera u otra, te da lo que quieres, un cambio. Cuando te eres fiel a ti mismo, consecuente y fiel a tus principios, el Universo te recompensa con su poder de atracción. Te otorga lo que quieres, porque tu alma lo pide a gritos.
Y no tengas miedo de los cambios porque, siempre, siempre, son para mejor. Cuando no tienes más que aportar, cuando sientes que ya no está ahí en alma, creas la distancia necesaria para el cambio.
Y es que siempre, tenemos poder de cambiar las circunstancias en tu vida. Si crees, creas.
A veces por miedo al cambio, no reaccionamos a tiempo, nos creamos prejuicios o ideas falsas de lo que podrá ser. Pero no, no tengas miedo a algo que no ha sucedido porque cuando tienes miedo, te frenas y dejas de hacer lo que realmente deseas.
Aparta tus miedos y cree en ti, de una manera u otra, cuando cierras un puerta, se abren mil. Lo primero, es necesario cerrarla para invertir todas tus energías en nuevos objetivos, para dejar espacio a algo nuevo y no desaprovecharlo en un trabajo improductivo en el que no puedes potenciarte como quieres.
Tras largas meditaciones, intensas reflexiones con tu interior, te haces consciente que no es tu Ikigai o gran motivación, que no haces lo que deseas, no pones en práctica tu gran motivación, para lo que vales y por lo que debes ser valorado.
Tras el despertar de tu interior, pones en marcha un nuevo mecanismo de cambio, un nuevo motor que te lleva a él, tu motivación es el cambio convirtiendo esa energía negativa en positiva, energía reconstruida en ti que te hace mover montañas.
Y no olvides, que creer es crear. ¡¡¡Vamos a por ello!!!
Gracias…
NAMASTÉ
PATRICIA ERUSTES
ZEN DIGITAL MARKETING